miércoles, 23 de diciembre de 2015

Migajas del tiempo

Durante muchos soles y lunas
busqué con desespero
la fosa donde lanzar mis anhelos,
y el pozo por el cual recibiría,
al fin y nuevamente,
el agua que habría de seguir bebiendo
para sentirme con vida.

Mientras buscaba en éste desierto
tremendo e inclemente,
no hacía más que tropezar torpemente,
caer y rodar sobre las cálidas dunas,
lastimar mis débiles palmas,
y mortificarme con espejismos.
Malditos espejismos.

En una de esas noches frías,
que ya no se me hacían tan ajenas,
estrellas empezaron a iluminar el cielo
y hacer mi titiritar mucho más ameno.
Ya no era sólo el frío que me desvelaba,
sino mis inocentes juegos con los cuerpos celestes.

Y en una buena noche la vida,
en todo su esplendor y aparente misericordia,
me dejaba migajas en el camino
para no dejarme morir de hambre;
migajas brillantes
con destellos color Escarlata.

De esto no se puede vivir,
pero al menos con esto
no me voy a morir.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Caminé

Hace unos días decidí echar una caminata
por aquellos lugares que tengo algún tiempo sin recorrer,
y me dí cuenta de algunas cosas
que desde hace tiempo evitaba ver.

Pasé por aquellas plazas verdes,
llenas de enamorados y basuras regadas,
con muchos árboles frutales a medio crecer
en las cuales una vez dejé un lazo rojo
y ahora se ha tornado azul.

Pasé por aquellos parques centenarios
con memorias de héroes caídos,
donde una vez hice levantar una cabeza,
y en otra ocasión me la hizo bajar a mí.

Me paseé por una meseta de cocina
que una vez susurraba mi nombre
bajo aromas de verduras y hortalizas.
Ahora, inodora, está profundamente arañada,
y las marcas escriben otro nombre.

Caminé mucho hasta llegar al campo,
para poder recordar las lomas verdes
que una vez añoré hacer mías.
Pero resulté ser un extraño, un forastero,
le pertenecían otros pies.

Me duelen un poco los pies,
los siento cansados, algo hinchados,
desgastados.
No es conveniente caminar por senderos conocidos
pero malogrados, atropellantes.

Es mejor buscar nuevos pastizales,
sendas de arena fina, tibia,
o atajos de cemento.
Sea cual sea el camino
hay que seguir caminando.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Mi aventura de viaje, parte dos

Si no has leído la primera parte, la puedes encontrar aquí.

Ha pasado mucho tiempo desde que escribí mi primera entrada sobre el viaje (es tan así que esa entrada se trató sólo del primer día, y ya llevo 15). Chile me ha brindado muchas cosas, tanto para ver como para aprender, de manera que les haré un resumen de todo lo que ha pasado desde que publiqué mi última entrada hasta el día de hoy.

MI ESTADÍA CON REBECA

Lo pongo así de título porque mi estadía con ella ya terminó, de una manera muy feliz por cierto. En el tiempo que estuve allá aprendí a convivir en un hogar de manera independiente (o algo por el estilo). Siempre que podíamos Rebeca y yo compartíamos en la mesa o en la cocina y conversábamos sobre las cosas de la vida, trivialidades, sobre nuestros países, una que otra cosa profunda... en fin, la pasábamos bien con la presencia del otro. También en este departamento vive alguien más, con quien tuve el placer de convivir. Su nombre es Pablo, y es un joven genial. Anda en una silla de ruedas, por lo que la dinámica en la casa es algo diferente que de costumbre, y por eso aprendí también a convivir mejor con el prójimo y a ser más empático en las acciones dentro del hogar.

Junto a Pablo, conocí también a su polola, Pinky. Se habían conocido hace poco, pero ya se habían compenetrado de una manera que cualquiera piensa que tienen varios años de relación. Había mucha conexión entre ambos, y me sentí muy feliz por ellos, porque sé lo que es eso. En Chile la cultura es un poco más liberal que en Dominicana, por la que no era raro que algunos días ella se quedase en el departamento, o él en la casa de ella. Debido a esto hubo muchos días que no veía a Pablo, porque al parecer ya se estaba serializando eso de que él se mudaría con ella, lo cual me alegra mucho, ya que ella se ve que de verdad lo quiere.


Aquí el Pablo y la Pinky. Una pareja grandiosa.

Otra de las cosas que me dí cuenta en Chile es que allá se fuma mucho. Bastante. Y se toma vino en cantidades industriales. Es una locura. Pero no solo conocí a estas dos personas, sino que tuve el chance de conocer a las tres hijas de Rebeca, que son medio dominicanas también (y créanme, sentí esa dominicanidad en algunos momentos). El domingo que había llegado (del cual les conté) pude conocer a su hija de el medio, Dani, y a su pololo; pero tuve más chance de compenetrarme más con ellos el día de la fiesta de cumpleaños de Rebeca. Vaya coincidencia el haber sido huésped en la semana en que Rebeca y Dani cumplía años, junto con el 11 de septiembre, que es una fecha de mucho peso allá en Chile. Rebeca decidió celebrar su cumpleaños ese día, ya que decidió romper con los tristes sentimientos que ese día le traía, así que hizo su fiesta de cumpleaños esa noche.

Asistieron muchas de sus amistades, así como dos de sus tres hijas, incluyendo a Dani y a la hija más grande, Nati, que había nacido en RD, pero sólo duró tres meses. El amor y la confianza que existe en esa familia es una cosa de admirar, en verdad. Sus hijas partieron temprano de su casa, pero siempre se comunicaban y la visitaban semanal. Rebeca ha aprendido a disfrutar de sí misma, por lo que no le resulta pesado en lo absoluto el vivir sola, y le ha servido para ser feliz. Sus hijas, ya grandes, lindas y maduras, bailaron durante toda la fiesta: merengue, salsa, bachata... ¡y lo hacían súper bien! En ese sentido representaban mejor a RD que yo, pero es un tema que no pienso discutir.

De las cosas que me llevo como tesoro fue en un momento en el que estuvimos juntos sentados en el sofá, y empezó a sonar la canción Amor y Control, de Rubén Blades. Mientas cantábamos, les contaba de cómo mi familia se ponía muy emocional con esa canción. ¿Pero para qué fue eso, si ya a ellas se les aguaban los ojos y se abrazaban? Sucede que a ellas les pasaba igual, y eso me hizo sentir mucha nostalgia de estar entre los míos. Es una linda familia. Cabe destacar que Rebeca pudo romper con su maldición del 11 de septiembre, y estoy feliz de haber estado presente. Además conocí a la sobrina de Rebeca, la cual tiene de los nombres más HERMOSOS que haya escuchado jamás: "Laura Taína".

Dani, Toco (el pololo de Dani), yo, Rebeca y Nati. Tres rubias excepcionales.

En los días venideros intenté hacer las cosas de las cuales no me podía ir de Chile sin hacer, entre esos estaba ir a un asado, y se me dio el chance perfecto pues dos días después de la fiesta de Rebeca estaba la de Dani, que iba a hacer un asado. Sábado en la noche, y estábamos en el gazebo de su edificio, donde llegarían sus amigos y familiares. Rebeca y yo fuimos de los primeros en llegar, así que ayudamos a terminar los preparativos para cuando llegaran los demás invitados. El Toco y sus amigos estaban  trabajando con las carnes, entre ellas un gran lomo de res que se veía exquisito. Allí compartí con varios de los amigos de la Dani, conocí un poco más de la cultura y la realidad chilena, y comí salchipan.



Al día siguiente ocurrió el hito más grande de mi viaje, y cumplí una de las metas que he tenido durante toda mi vida: conocer la nieve. Aprovechando que estaba en Santiago de Chile, estaba en la obligación personal de tomar un día para partir a las montañas nevadas de Los Andes a cumplir dicha meta. Tomé un bus que realiza esos viajes, y que tiene una tienda en donde alquilan vestimenta para el mismo, por lo que me surtí de todo lo necesario y emprendí el viaje al lugar que más me convenía para el mismo: Farellones. Es uno de los polos turísticos de nieve más conocidos, el cual se destaca por ser el que tiene el ambiente más familiar y accesible para las edades.

No pude dormir en todo el transcurso hacia allá por la emoción. Cuando llegué me sentí muy realizado. El lugar era hermoso y algo frío, pero menos de lo que esperaba. Había mucha gente, y habían muchas actividades para realizar, entre ellas unos toboganes por donde uno se tiraba con un gran asiento de aire, también varios rapel por los cuales deslizarse, pistas de ski, y unas sillas panorámicas que servían de transporte hacia las pendientes para lanzarse en trineo.

Aunque gocé en muy gran manera, la experiencia hubiese sido completa si hubiese estado con mi amada familia. Pero amén, ya lo haremos en algún momento.

Así se ve la colina desde la silla panorámica



Y esta es la vista de Farellones desde el balcón principal


Yo y el hombre de nieve

Entre la blanca nieve

Primer ángel de nieve: listo.

Primera bola de nieve: lista.
De si se lo llegué a pegar a alguien... eso es otra historia.

Éste es Max, el San Bernardo. Estos perros son enormes.

Arcadas, versión nevada.

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

Sucede que ya para el día 14, un día antes de mi partida, cuando más me quería quedar y conocer más lugares que iba a dejar sin visitar, ya se confirmaban los rumores de que habría huelga de controladores aéreos al día siguiente, por lo que era posible que se cancelase mi vuelo. Esto resultó en una oportunidad única de poder cambiar mi vuelo y poderme quedar un tiempo más, lo cual hice. Ya mi partida no sería el 15, sino una semana después.

¿Cuánta suerte se puede llegar a tener?

Juzguen ustedes, que después de decidir quedarme tuve la grandiosa idea de viajar a Valparaíso y Viña del Mar, zonas costeras de Chile y puntos turísticos importantes. Habíamos viajado allá Yuli y yo. Yuli es la hermana de la ex-jefa de mi hermana, la cual me ha atendido de maravilla en lo que llevo de estadía.

Sucede y viene al caso que nos pasamos la tarde conociendo esas zonas, y cuando salimos de allá de camino a Santiago, como a la media hora, se produce el terremoto que azotó a Chile, con magniutd 8,4 y de epicentro a 11km de Valparaíso. Como estábamos en el autobús, ni lo sentimos. Lo bueno fue que pudimos comunicarnos con nuestras familias y tranquilizarlos.

Eso sí... aguantar las réplicas en edificios altos durante toda la noche no es un cachú. Aquí porque están acostumbrados, ¿pero yo...? Conmigo no cuenten pa' eso.


MIS NUEVOS AMIGOS CHILENOS Y Y DANÉS

De entre las grandes amistades que logré conseguir aquí en Chile está Daniel, el cual trabaja para la embajada de Dinamarca aquí en Chile. Nos conocimos en uno de los almuerzos del taller, y fue muy amable y ameno conmigo, y me invitó a estar con él y unos amigos esa noche en un bar, del cual era amigo del dueño. Pues así hice, y conocí a dos excelentes representantes chilenos: Alejandro y Maribel. Hablamos y bromeamos mucho, y se ofrecieron, al igual que Dani, a mostrarme todo lo que podían de Chile.

Durante mi estadía me han sacado muchas veces a muy buenos lugares de Chile. Uno de éstos ha sido la viña de Undurraga, que es de las mejores marcas de vino de Chile. Allí nos hicieron una visita guiada por las instalaciones y nos enseñaron todo sobre el proceso de fabricación del vino. Fue genial.

Frente al gran vino Pinot.

La bodega, donde se dejan madurar los vinos.

El guía fue la mejor parte. Sabía mucho y era súper gracioso.

Además de la viña, me llevaron a comer a un restaurante peruano y a uno de carnes llamado Chilenazo. Definitivamente conocerlos a ellos tres fue de las mejores cosas que me pudo pasar en Chile.

En el Chilenazo, listos para bajar carne.
En el restaurante peruano, con un plano lleno de mariscos.

CAMBIO DE DEPARTAMENTO

Se dio el caso también de que Rebeca no podía albergarme en los días que me restaban, por lo que debía buscarme un lugar nuevo dónde quedarme desde el jueves. Mi hermana me ayudó mucho con eso, y me recomendó muchos buenos lugares. Después de mucho evaluar escogí quedarme con Marco. Es un pana bien, joven, psicólogo industrial que vive en un apartamento de soltero a como dos esquinas de la estación del metro. Su posición geográfica era súper conveniente.

Resulta que el man es también muy buena onda, sabe muchas cosas, y siempre dispuesto a ayudarme a tener una buena estadía. Él también me ha sacado de la casa a otros sitios para que la pase bien. El día de hoy me llevó a un lugar llamado Comunidad Ecológica Peñalolen, cercano a donde empieza la montaña. Ahí tuvimos un asado en casa de uno de sus mejores amigos, Yal. Nosotros, junto a los demás amigos de Yal, comimos mucho asado y la pasamos muy bien. Son muy pintorescos ellos ya que, cabe destacar, yo y la española eramos los únicos hetero en el coro. Después se sumaron tres chicas más las cuales no tuve tiempo a conocer bien. Eran danesas.



Éste es el Marco, con parte de su sala visible.

Yo y Yuli

Yuli es otra que se ha dado a la tarea de mostrarme la mejor cara de Chile, pero sin dejar de ser dominicana. Me ha sacado a muchos sitios a pasear, entre ellos la zona de Bella Vista, que es una avenida con muchos bares y restaurantes jevi; me llevó a conocer su apartamento y quienes con ella viven, fue conmigo a Valparaíso y Viña del Mar, entre otros.

Es una mujer súper enérgica, y representa bien la alegría que nos caracteriza en Dominicana.

Yo y Yuli, de camino a Valparaíso.

A un día de terminar esta aventura...

Chile me ha mostrado una cara diferente de latinoamérica, pero con un calor similar. El estar aquí por un tiempo tan relativamente prolongado me ha confirmado que necesito conocer más gente y más partes del mundo, porque es algo que marca tu vida y te hace ser más humano día a día. Aprender de las experiencias de los demás, sus estilos de vida, sus historias y su cultura es lo que me hace apreciar más la vida, y sentirme más perteneciente al mundo y a quienes en él habitan.

Mi viaje ha sido excelente.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Mi aventura de viaje

Vista de Santiago de Chile desde el mirador del Sky Costanera


Mi trabajo en el Ministerio de Medio Ambiente me hace viajar mucho, y eso me encanta. En esta ocasión tuve la oportunidad de ser invitado a Santiago de Chile para asistir a un taller en la CEPAL. Como siempre viajo, voy a los eventos y me voy al día siguiente, no me da tiempo a conocer verdaderamente los países; y en esta oportunidad quise cambiar esa rutina y tomarme algo de tiempo para aprovechar y disfrutar, por lo que decidí quedarme varios días extras para conocer. Imagínense... después de tantos años haciendo lo mismo, era justo que en una me tocase disfrutar al ritmo que yo quiero. Les relato cómo empezó todo:

Desde que me llegó el aviso de que me habían nominado para esta misión inicié mis arreglos para el viaje con la ventaja de que me costean los pasajes de vuelo y me dan viáticos, pero los representantes de cada país tienen la responsabilidad de resolver ellos mismos con su estadía y con los transportes desde y hacia el aeropuerto. Desde que avisé sobre eso en mi casa mi hermana me recordó de lo que habíamos hablado hace un tiempo atrás sobre probar el viajar quedándome de huésped en una casa, usando la página www.airbnb.com para encontrar un hogar. Me pareció bastante atractiva la idea, por lo que me puse en eso inmediatamente.

De verdad que les recomiendo considerar esta página en su próximo viaje. Vale la pena.

Obviamente lo primero que debía hacer era localizar el lugar del evento (CEPAL) para encontrar un hogar cercano, así no gastaba en transporte durante los días del taller. Mientras veía las opciones encontré una habitación a una cuadra del sitio, a un precio bien atractivo y con excelentes recomendaciones. Se hablaba bastante bien tanto de la comodidad del cuarto como de las atenciones de la anfitriona, siendo éste último lo que más me llamó la atención. Sin pensarlo mucho me puse en contacto con la dueña, Rebeca Pemjean, para poder reservar mi estadía y aclarar todas las dudas que tenía. Ella, haciendo honor a su puntuación de 100 % en tasa de respuesta (siempre rápida por cierto), me indicó la disponibilidad de las fechas del taller y tres días más, que es el tiempo que quise tomar para conocer más el país.

Después de pasar algo de trabajo para obtener la visa tuve que resolver entonces sobre cómo me transportaría desde el aeropuerto hacia el departamento de Rebeca. Una grandiosa amiga de mi hermana (Bianny, de la' mía') me recomendó reservar por internet un servicio de taxi llamado Transvip, el cual me cobraría casi 33k pesos chilenos ida y vuelta al aeropuerto. Luego de todo esto pude emprender mi nueva aventura. En el aeropuerto me encontré con varias personas que conocía, y con alguien de otra institución del país que iba al mismo evento que yo. Aproveché mi viaje a Panamá (de dos horas) para descansar un poco, y el viaje de allá hacia Santiago de Chile (seis horas y media) me la pasé leyendo un libro que me habían regalado.

Esto es LO PRIMERO que debe ubicar mientras se está en un aeropuerto. Se ocupan rápido.
Se los digo por experiencia.

Al llegar al aeropuerto lo primero que hice fue asegurar que mi reservación de taxi era efectiva, y así fue, todo en orden. El compatriota que también iba al evento, junto con un conocido suyo, necesitaban transporte también, por lo que hice averiguaciones a ver si se podían ir conmigo, y resultaba que sí, ya que sus hoteles estaban relativamente cerca hacia donde me dirigía, solo que ellos debían pagar 7,5 dólares chilenos cada uno. Les ahorré mucho dinero a ambos, ya que por mis viajes desde  hacia el aeropuerto pagué 58 dólares (no lo podía cancelar si ellos venían conmigo), mientras que entre ellos dos solo pagaron 15 dólares de ida. Así de chévere soy.

Al llegar al edificio de destino, Rebeca me recibió con un cálido abrazo y mucha amabilidad. Me empezó a mostrar toda la casa con mucha confianza y yo, que no estaba para nada acostumbrado, tenía mucha vergüenza y timidez, casi ni hablaba, no sabía qué decir. Después de yo tranquilizarme un poco, conversamos un poco sobre ambos y me contó que, coincidencialmente, estuvo casada con un dominicano, el cual es el padre de sus tres hijas. Y no solo eso, vivió casi tres años en Santo Domingo, por lo que mi cultura no le era para nada ajena.

Rebeca es una mujer maravillosa y excepcional. Sus atenciones me hacen sentir verdaderamente en casa, y la manera en la que su departamento está organizada y amueblada es para envidiar. Tienen cosas de todo el mundo: cuadros, artesanías, libros... tiene un balcón que da a una hermosa vista a la ciudad (desde un piso 13 deben verse muchas cosas, claro está), y una cocina de lo más bonita. Mi habitación es bien cómoda, y tiene todo lo que necesito y hasta más. Verdaderamente me siento en un lugar de lujo, lleno de comodidades, ¡y a un precio muchísimo menor que un hotel de la zona!

Así se ve el apartamento desde fuera. Súper acogedor y bien ubicado.

Al día siguiente tomamos el té, me hizo unas tostadas y hablamos muchísimo de mi país, de Chile, de política, de historia y muchas otras cosas más. Luego su hija mediana vino a almorzar con su novio, y pasamos un excelente rato mientras comíamos Ñoquis (los cuales probé por primera vez y pienso llevar a RD) de papa, espinaca y remolacha; y bebimos vino también, el cual estaba bueno para mi gusto, yo que no bebo vino. Después Rebeca me invitó a salir a dar un paseo y conocer el Sky Costanera, que recién acababa de abrir sus puertas al mirador. Esta torre, de más de 300 metros de altura, es el más alto de Sudamérica, y la vista desde allá arriba es amplia y preciosa (juzguen ustedes por la imagen al inicio de la entrada).

Después de ver todo lo que pudimos y escuchar una muy informativa guía sobre lo que se podía ver desde allá arriba, bajamos al centro comercial donde cenamos en Taco Bell y fuimos a ver la película Los 33, que justo pasó allá en Chile; y quien me conoce sabe bien que con una película de ese calibre me rajé a dar gritos como un niño. Después de salir del cine volvimos al departamento a pie, disfrutando del frío y conversando sobre más temas sociales de nuestros países. Al llegar, nos sentamos en la cocina a usar nuestros computadores para ponernos al día, y se nos fueron las horas escuchando música, recomendando canciones y yo enseñándole de las ocurrencias salidas del país (como el Desiderata dominicano, con lo que nos partimos de risa; y con el manual del conductor dominicano).

Ya son las 3:02am (hora dominicana) y Rebeca se fue a dormir, pero no sin antes decirme que su nevera estaba a mi disposición para mañana temprano, ya que seguramente me despertaré primero que ella. Sé que ella no piensa que no es un abuso de confianza, pero me limitaré solo a usar el pan y la mantequilla, y tal vez haga algo de té en la mañana, porque me educaron a no tomar tanta confianza tan rápido porque podría ser una falta de respeto; pero en Chile las cosas parecen ser diferentes, o al menos con Rebeca así parecen serlo. Ha pasado tan solo un día, y ya estoy convencido que será una de mis mejores experiencias de viaje en mi vida, y ella es parte importante de eso.

Y nada, solo quise compartirles eso, por si esta experiencia (que seguiré narrando) les sirve para sus futuros viajes y aventuras. Ojalá y así sea, porque a mí me sirvió.

Esta es Rebeca, la cual me ha atendido de maravilla.
La estima que le tengo es tan alta como el mirador en el que estamos.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Mi nueva página para escribir historias



Hola a todos.

Antes que nada quiero agradecer a todos aquellos que dedican unos minutitos de su tiempo para leer mis publicaciones, y comentarme sobre ellas. Me gusta cuando las personas leen lo que escribo y me halagan cuando sienten que tienen que hacerlo, o cuando me corrigen lo que no está bien o aquello que puede mejorar. Ustedes me ayudan a crecer, y por eso les estoy muy agradecido.

Luego de esto, quiero invitarles a todos a pasar por una página que descubrí recientemente, llamada Wattpad. Es una especie de red social para lectores y escritores muy chévere, en la que he encontrado personas que escriben muy bien y con historias que enganchan. La recomiendo.

En ella me he dedicado a escribir aquellas series de historias (como Balcones, por ejemplo) que normalmente hubiese publicado aquí, pero empezaré a darle un uso más exclusivo al blog para otros contenidos, así que por aquí a lo mejor solo se enterarán de cuando termine de publicar algo en Wattpad.

Les invito a pasar por mi página de Wattpad y descubrir el contenido que hay en ella. Estoy escribiendo una pequeña serie nueva titulada Los Eternos, con un concepto que se me ocurrió y que me gustaría probar. Espero que a ustedes les guste también. Siéntanse en la libertad de comentar, si así lo desean.

He aquí mi página de Wattpad: https://www.wattpad.com/user/Alghieri

Y pues... eso es todo. Un saludo a todos, y gracias por mantener la sintonía.

martes, 25 de agosto de 2015

Mi superheroína

Mi heroína es rubia.... más o menos.


Entre los temas de conversación que surgen al paso de los meses siempre resulta frecuente -sea por el círculo de amigos que tengo o no- el tema de los superhéroes de cómics. El eterno debate entre quién es mejor y por qué puede ser largo y agotador, pero para quienes ya tenemos experiencia en estas torturas sociales solo nos limitamos a decir quién es y una pequeña síntesis del porqué.

En mi caso la respuesta siempre es Spiderman, y quienes me conocen saben por qué. Pero les apuesto a que ninguno de ustedes sabe cuál es mi superheroína favorita. Por este motivo, mis lectores, les escribo esta entrada, para que la conozcan:

Mi superheroína favorita no lleva máscara ni disfraz.
No lo necesita, pues es tan temible que nadie se mete ni con ella ni con los suyos.

Mi superheroína favorita es sumamente fuerte.
Puede cargar con sus problemas y los de todos con solo una mano.

Mi superheroína favorita es versátil.
Se adapta a cualquier ambiente, no se deja morir (aunque no respira bajo el agua).

Mi superheroína favorita es invencible.
Las estadísticas hablan por ella, no ha perdido una pelea.

Mi superheroína favorita es sumamente inteligente.
Conocedora de todo, se destaca en el arte del saber.

Mi superheroína favorita es altruista.
Ella es de quienes la merecen, y hasta de quienes no.

Mi superheroína favorita es increíblemente capaz.
Hace de todo, con pocos recursos, y en menos tiempo que todos los demás.

Mi superheroína favorita es exageradamente resistente.
Es como el junco: se dobla, pero nunca se rompe.

Mi superheroína favorita es súper empática.
Siente la alegría y los males de los demás, y los hace suyos.

Mi superheroína favorita sabe cocinar, y lo hace muy bien.
Pueden creer que es tonto, pero para esta generación, eso es un súper poder.

Mi superheroína favorita es joven.
Es la envidia de todos sus mayores.

Mi superheroína favorita está llena valor.
Es una de sus armas más brutales. Esa chica es puro coraje.

Y, por sobre todo...

Mi superheroína favorita nunca ha fallado en estar ahí para mí.
Será porque nunca ha dejado de estar pendiente a mí,
o porque su habitación está frente a la mía.

Te amo, Mani.

viernes, 21 de agosto de 2015

Balcones, final

¿Vino solo para dos, o dos solo por el vino?
Si no has leído la tercera parte de esta historia, encuéntrala aquí.
Si quieres leer esta historia desde el principio, empieza aquí.

—Jóvenes, sus platos —dijo el mesero, mientras ubicaba los humeantes recipientes sobre la mesa.
Rayza y Alejandro apartaron su vista de las luces de la ciudad y se dispusieron a ponerse sus servilletas sobre sus piernas. El olor empezaba a inundar el ambiente, y era bastante agradable. La orden de Alejandro había llegado encima de una tablilla de madera un poco gruesa, con el corte de carne bien jugoso por encima, junto a un poco de puré de papas con una verdura, la cual no pudo identificar. El plato de Rayza era uno bien moderno con un muy bonito diseño circular y un poco hondo, color blanco. Los camarones y la salsa que la cubría adornaban el fondo blanco de un exquisito naranja pálido bien distribuido.
Ambos contemplaron sus platos con agrado por unos segundos, tiempo que aprovechó el mesero para retirarse nuevamente. Sin perder más tiempo, tomaron sus cubiertos y empezaron a probar. La comida, como había esperado Alejandro al momento de haber elegido el lugar, estaba deliciosa, y podía notarse en los rostros de ambos. Mientras comían se daban miradas rápidas entre ellos, tensas, tímidas. Alejandro sabía que si permitía que esto siguiera pasando la cita terminaría en un fracaso así que, en un intento de hacer la cena más fluida, volvió a incitar la conversación.
—Estuve pensado un poco en eso que dijiste, y creo que tienes mucha razón —dijo él—, pero creo que no se puede ser tan fatalista al respecto.
—¿A qué te refieres? —preguntó Rayza, algo confundida.
—Me explico. Te incomoda el hecho de que yo todavía no tenga un rumbo definido, o qué se yo. Digo, eso es lo que estoy percibiendo. ¿Me equivoco?
Rayza se mantuvo comiendo de su plato durante unos segundos, que parecieron largos, y luego se limpió la boca con la servilleta y fijó sus ojos en Alejandro.
—He sufrido mucho por gente que no está clara sobre lo que quiere —dijo ella son un tono serio—, y no tengo la intención de volver a eso.
—A ver, ¿de qué manera te han hecho sufrir? —pregunta Alejandro sin dejar de comer y mirar su plato. Eso ofende un poco a Rayza, y la pone en duda de si él lo está haciendo intencionadamente o no, pero continúa hablando.
—Gente que no está clara de qué es lo que quiere en su vida no puede estar en una relación. Quien no está claro de eso no puede estar claro también de qué quiere con su pareja, no llegarán a ningún lado, no terminará bien esa historia, siempre acaba en desastre. Ya me ha pasado que he estado con personas que son demasiado aéreas y creen que la vida es un relajo, y por eso hacen lo que hacen. Me han herido, me han dejado en muy malos momentos, me han dado excusas terribles, me dejan debastada. Son lo peor, te lo digo —dijo para terminar, y volvió a su plato con el ceño fruncido.
Alejandro más o menos entendía por qué lo decía. Ya había ganado algo de confianza con ella hace un tiempo y conversaban por el celular sobre esas cosas, aunque no fuese con mucha profundidad. Aún entendiendo, a un grado aceptable por lo menos, no estaba de acuerdo.
—Creo que tienes un problema —dijo calmado. Ella reaccionó de una manera algo violenta, dejando de comer, sonando los cubiertos en el plato y abriendo mucho los ojos, fijándolos en él; al parecer porque ella esperaba haber sido contundente con su argumento. Alejandro lo percató de inmediato y buscó explicarse—. Espera, déjame explicarme. Creo que tienes un problema de confianza.
—¡Pues claro que voy a tener un problema de confianza!
—Y ese es el problema. O sea, puede ser que yo esté equivocado, no digo que no, pero pienso que no puedes generalizar y atribuirle una cosa a un grupo. No todo el que no está claro de lo que quiere hacer te va a hacer sufrir. Las razones por las que una persona hiere a otra pueden ser mucho más variadas y profundas. Es tan así, que el hecho de que sean personas no seguras de lo que quieren a largo plazo puede ser una coincidencia. A lo mejor uno te hizo daño porque es su primera vez en una relación, otro porque sea una persona que todavía no sepa manejar bien las diferencias con otras personas, y no porque sea mala, sino porque le falta crecer en ese sentido; otro porque a lo mejor tiene un trauma y no lo sabes, y a lo mejor ni esa misma persona lo sabe... las razones son demasiadas y muy complejas para que lo atribuyas a eso.
—Ja... —sonrió sin gracia—, lo dices porque ni has pasado por lo que pasé.
—¿Y te vas a rendir por eso? —respondió rápidamente Alejandro dejando los cubiertos, los cuales no había soltado en ningún momento desde que empezó a comer. La conversación, aunque ya estaba siendo fluida, estaba muy intensa.
—¿Qué? —preguntó Rayza, ofendida.
—A ver... siempre me has dicho que buscabas ser feliz en la vida, que esa debe ser la meta última de la gente en "este corto espacio de tiempo". ¿Pero crees que traumarte y vivir del miedo es la mejor manera de conseguirlo? Mira cómo ni estábamos hablando sobre relaciones amorosas y parejas, y fuiste tú quien metió el tema de lo mucho que has sufrido por tus ex parejas. Óyeme, ¿y crees que es fácil encontrar a la persona ideal? No hay persona ideal, Rayza. Solo 'quien más se acerca', o 'con quien me siento cómoda y acompañada'.
—Ya me he cansado y hastiado de estar equivocándome con la gente, Alejandro.
—¡Y por eso estoy tan molesto contigo, cuando ni siquiera me compete en lo absoluto! Cansarse es rendirse, y rendirse es no lograr nada, no conseguir lo que quieres.
—¿Y quién te dijo que me he cansado de "intentar"? Solo digo que no quiero estar con quien no esté seguro de lo que quiere.
—Lo sé, y ahí voy a caer. ¿Y qué pasa cuando alguien no está seguro de lo que quiere hacer a largo plazo, pero está bien seguro de que te quiere?
La pregunta sacó de balance a Rayza, que frunció un poco menos el ceño y casi balbuceaba, tratando de poder responder a eso, pero no pudo. Alejandro aprovechó y continuó su argumento.
—Tienes que entender que la gente no es perfecta, y está llena de errores, de defectos, de dolencias, de carencias. Las personas somos inestables, todavía cuando somos adultos estamos en crecimiento, nuestra forma de pensar todavía puede cambiar, la vida nos puede llevar a otras circunstancias y formas de vivir. Quien no está seguro de algo hoy, mañana puede estarlo. MÁS AÚN, quien hoy está seguro de algo, ayer tal vez no lo estaba.
—¿Y es mi trabajo, siquiera, hacer que la gente se encuentre? —preguntó nuevamente ofendida.
—No. Pero los estás rechazando, y ese rechazo no es bueno.
Después de un largo silencio de ambos mirarse fijamente, Rayza bajó su vista a los pocos camarones que quedaban en su plato. Tomó su tenedor, se llevó un camarón a la boca y dijo más calmada:
—Es como dices... —Alejandro se sorprendió de que ella estuviese de acuerdo con él, pero luego ella se explicó mejor, lo cual lo bajó a la realidad—. Puedes estar equivocado.
—Sí, puede ser... Incluso, es muy posible.
—Y no quiero que te vuelvas a meter en mi vida privada.
Alejandro, decepcionado, tomó también sus cubiertos y se dispuso a terminar su plato.
—No me vuelvas a dejarlo hacer, entonces.
—No lo haré.
Así transcurrió la cena, con un ambiente tenso e incómodo, después de semejante discusión tan explosiva en la que, sin darse cuenta, ya se habían conocido más el uno al otro de la manera que realmente importaba. Luego de terminar sus platos hubo unos minutos más de intercambiar ciertas palabras sobre la fachada del restaurante, una anécdota de un atoramiento de un alimento en la garganta y de la crisis económica del país. Después de Alejandro haber pagado la cuenta, a los 15 minutos, ya estaban ambos en la parte baja del restaurante esperando el taxi que tomaría Rayza.
—Lamento que esto haya terminado así —dijo Alejandro arrepentido, y decepcionado de sí mismo. Rayza no respondió.
Al llegar dicho vehículo, le abrió la puerta, ella entró y se sentó.
—Adiós —dijo ella, secamente.
Alejandro no sentía bien que todo terminara de esta manera. Estaba seguro que desde que cerrara esa puerta, ya tal vez ni siquiera vuelvan a hablar. Y no es que estaba mal, no era obligatorio que mantuviesen las relaciones después del encontronazo que tuvieron, y él lo sabía... pero él no quería, y él es de los que "hacen cuando sienten", porque cree que es lo correcto. Hace tiempo que se había decidido a vivir del presente, y no del "qué hubiese pasado si...".
—No dejes que la vida te pase por encima solo por temor —le dijo, mientras ella se mantenía inmutada mirando hacia el conductor—. Perderte de las mejores cosas de la vida, que por cierto, no son cosas, por miedo a equivocarte... A eso sí debes tenerle miedo.
Alejandro cerró la puerta, y pasó a la ventana del copiloto, donde le habló al taxista.
—Cuídeme esa muchacha.
El chofer asintió, y se fue. Luego de esto, Alejandro tomó rumbo hacia su vehículo, que estaba estacionado a una esquina del restaurante. Mientras caminaba, dio un pequeño repaso en su cabeza sobre lo ocurrido esa noche, y concluyó en que hizo lo correcto, o que por lo menos no debía arrepentirse de nada, porque era lo que tenía que pasar. Estaba tranquilo, ya que fue fiel a sí mismo y a lo que sentía; cosa que no sentía que ella estuviese haciendo.
Pero ya de eso sabrá ella, al igual que lo que vaya a pasar de ahí en adelante.
Fin.

lunes, 10 de agosto de 2015

Balcones, tercera parte

Foto tomada del Restaurante Hotel "Balcón de Córdoba"
-.En un paisaje similar ocurre nuestra historia.-
Si no has leído la segunda parte de esta historia puedes encontrarla aquí: "Balcones, segunda parte"

El Sol emitía sus últimos rayos pasadas ya las siete de la noche, y Alejandro sentía que sus nervios se elevaban a cada instante que pasaba. No tenía ni diez minutos sentado en la mesa para dos de aquel balcón del restaurante "Estamos", ubicado en la Zona Colonial, y ya sus manos estaban sudando. Hacía milenios que no tenía una cita con alguien.

Mientras esperaba a la chica, recordó lo que tuvo que pasar para llegar a este momento. Trajo a su cabeza secuencialmente cada cosa que transcurrió en el lapso de unos días para que este encuentro sucediera: La selección de su ropa, la visita al apartamento de su tía, la salida al balcón, la primera vez que vio la chica, el desastre del vino, la conversación que tuvieron, la despedida, el número de celular, los mensajitos por Whatsapp, las notas de voz, el atrevimiento de Alejandro de proponerle ir a cenar, su respuesta afirmativa... Y ahí estaba, bien vestido, con un poco de gelatina en el pelo, con una camisa de cuadros roja remangada, jeans y unos zapatos negros. Se veía bien por fuera, pero estaba vuelto un estropajo por dentro.

—Rayza, ¿eh? —dijo el nombre de ella para sí mismo, con una perceptible sonrisa nerviosa.

Se la pasaba preguntándose de qué hablarían, cómo lo harían, sobre qué cosas no le gustaría a ella que le mencionara, halagos, acuerdos y desacuerdos, buscaba recordar sobre las cosas que ella -en conversaciones anteriores por chat- había mencionado que le gustaban, las que no le gustaban... Estas cosas debió haberlas pensado antes, pero no lo hizo, y ella no había llegado todavía, así que cualquier cosa que pudiese recordar o planear resultaría de ayuda.

Para su desgracia solo pudo recordar cuando una vez dijo que le gustaban mucho los mariscos, porque justo en ese preciso momento reconoció el rostro de ella entre los presentes en el restaurante al aire libre, dirigiéndose hacia él. "A la mierda todo", pensó para sus adentros. Llevaba un lindo vestido púrpura casual, con valerinas negras, y su hermoso pelo largo y rizado recostado sobre sus hombros y espalda. Alejandro cortésmente se levantó de su asiento, la saludó y la ayudó a sentarse, e inició la conversación una vez estuvieron ambos cómodos en sus asientos.

—Ya era hora de que por fin me dieras mis clases de "bebienda discreta" —bromeó Alejandro.

—No empieces —respondió Rayza con una sonrisa—, ya te dije que es simple etiqueta y protocolo.

Rápidamente se acercó un mozo, el cual se había percatado de la llegada de Rayza a la mesa. En su típica vestimenta formal, se dispuso a entregar dos menús para que los jóvenes pudiesen escoger su cena. Al marcharse, Rayza se tomó unos segundos para mirar el menú, y luego apartó la vista para mirar mejor la ciudad desde su asiento. Era un bonito paisaje nocturno.

—Excelente elección la tuya de venir a este lugar, Alejandro.

—Muchas gracias. Me pareció especial, pero sobre todo adecuado —dijo sin quitar la vista al menú.

—¿Adecuado por qué? —preguntó ella curiosa.

—Pues... nuestro primer encuentro fue excepcional para mí, y eso hizo que los balcones adquiriesen un importante valor desde ese momento. Por eso quise continuar con la costumbre —y clavó sus ojos en los de ella con cierta ternura.

—Wao, no sabía que eras tan detallista —dijo Rayza muy halagada, y hasta casi sonrojada.

—Yo tampoco —pensó Alejandro, mientras volvía a estudiar su menú, ocultando una sonrisa infantil y victoriosa.

Al cabo de unos minutos el mesero volvió para anotar sus órdenes. Alejandro ordenó primero: un corte de res a medio cocer, acompañado de una copa de vino tinto. Era la primera vez que ordenaba vino en un restaurante. Rayza, al ser cuestionada sobre lo que deseaba ordenar, cerró el menú y dirigió una mirada coqueta a su acompañante y dijo:

—Dejaré que el caballero decida por mí esta noche — expresó, como poniéndolo a prueba. Alejandro, sintiendo el desafío, aceptó.

—Con gusto —respondió Alejandro mientras se esforzaba por verse confiado. Tomó nuevamente el menú, echó una pequeña ojeada y culminó con lo siguiente... —. Traiga, por favor, un plato de camarones grandes, bañados en salsa de langosta, y una copa de vino también.

Hizo una pausa, miró a Rayza a los ojos nuevamente y sonrió antes de continuar.

—Y que sea blanco, por favor —y cerró su menú.

El mesero terminó de escribir la orden, recogió las cartas y se marchó. Rayza no podía ocultar una expresión incrédula en su rostro, la cual Alejandro percató.

—¿Qué? ¿Lo hice mal? ¿O es que te sorprenden mis habilidades de selección?

—Con lo poco que conozco de ti voy a deducir lo siguiente... —se inclinó un poco hacia él y lo miró fijamente —Acertaste sobre que prefería mariscos, ese punto te lo doy. Pero cuando elegiste el vino, lo hiciste sin saber por qué carajos era mejor el vino blanco. ¿Estoy en lo cierto?

Alejandro, buscando salvarse de la acertada acusación, respondió:
—¡Claro que sí sabía!

—A ver... ¿por qué es preferible el vino blanco por encima del champán espumoso para los mariscos? —preguntó Rayza con una sonrisa vencedora.

—Pues... hmmm... ¿porque los camarones ya hacen espuma en el agua? —respondió intentando ser gracioso. Rayza suspiró y respondió.

—Es de creencia popular que, como la carne de los mariscos no es roja, se pueden consumir acompañadas de vino blanco, a diferencia de las demás carnes, como la de res. De todas maneras una opción segura siempre es el vino champán, ya que al ser más ácida resulta más armonioso con los langostinos o, en este caso, camarones, que son similares. Pero... —antes de continuar relajó un poco más la postura y tranquilizó un poco a su acompañante— fue un buen intento, chico.

—Bleh... —refunfuñó Alejandro, mientras se recostaba hacia atrás de su asiento y sentía el amargo sabor de la derrota —debí pedirte agua desde un inicio.

—Si lo hubieses hecho no hubieses aprendido ahora eso que te dije, y... —Rayza empezó a jugar un poco con su servilleta en la mesa— si lo hubieses en casa de tus tíos no me hubieses conocido.

—Ok, lo admito, tienes toda la razón. Ganas esta vez.

—¡Waaaaooo! —exclamó sorprendida Rayza. Alejandro puso una cara de extrañado y preguntó qué pasaba. Rayza respondió: —Aún no me acostumbro a escucharte admitir algo. Se siente bastante bien, en verdad.

—Oh, vamos, no soy tan así... ¿o sí?

—Eres un poco arrogante, ¿sabías? Digo, no estoy diciendo que eso sea algo bueno, pero es tu forma de hacer comedia, y lo entiendo. Es parte de quien eres.

A Alejandro no le gustó mucho lo que escuchó y se sintió nuevamente acorralado. Intentó fingir seguridad y se quedó mirándola fijamente a los ojos mientras respondía con una sonrisa:

—A ver, que ya se te subieron los aires a la cabeza solo porque estudias psicología. ¿Por qué dices que soy arrogante, señorita Freud?

—Te conozco lo suficiente como para poder decir lo siguiente: tu estilo de humor es bastante sarcástico y dependiente de los errores que cometan los que te rodean. Me explico, utilizas cualquier desliz de cualquier persona para hacer un chiste al respecto, aumentando así tu ego y ocultando tus propios defectos. Además del hecho de que usas el sarcasmo como medio de defensa cuando te sientes atacado. ¿O me equivoco, "señorito Freud"?

—Bueno... supongo que ya he sido expuesto —dijo Alejandro, sonriendo, ya que sabía que ella tenía razón otra vez—. ¿Y qué se dice de ti, Rayza? No estoy estudiando psicología como tú, así que no puedo hacerte un diagnóstico. ¿Te has estudiado a ti misma?

—Constantemente lo hago, y no hay que ser psicóloga ni nada por el estilo para uno estudiarse y evaluarse. Es algo que todos deberíamos hacer de vez en cuando, en realidad.

—¿A qué te refieres? —preguntó con genuina curiosidad.

—Ya sabes... una introspección. La gente tiene que revisarse constantemente y conocerse. Tiene que saber por qué hace las cosas, analizar su pasado y sus consecuencias en el presente, por qué uno es como es, saber qué quieres para el futuro... Uno no puede andar por la vida sin conocerse a sí mismo, o saber hacia dónde uno va.

Alejandro escuchaba atentamente a lo que Rayza tenía que decir, ya que se sentía identificado. Alejandro, ya recién graduado de la universidad, no tenía planes para el futuro. Se quedó pensando sobre eso un momento hasta que ella lo sacó de su pequeño trance preguntándole:

—¿Y qué te depara el futuro a ti? ¿Para qué estás trabajando?

—No... no quiero sonar muy aéreo, ni ingenuo ni nada, pero... no estoy seguro de qué quiero hacer ahora que terminé de estudiar. Me siento algo perdido —dijo, mientras se recostaba de su asiento y desviaba su mirada hacia el paisaje, consciente de que su lenguaje corporal delataría su inseguridad más aún ante Rayza, pero ya no valía la pena seguir fingiendo algunas cosas.

Rayza pudo sentir un poco de cómo se sentía Alejandro por escucharlo expresarse, por su manera de actuar y con el tono en el que hablaba. Es una de sus virtudes ser tan perceptiva. Pero el hecho de que ella pudiese sentir un poco más como él no le favorecía a Alejandro en absoluto, al menos no para los fines que él quería. Deseaba impresionarla, poder dar la impresión de ser un joven maduro e interesante con el cual ella pudiese estar, sentirse segura... pero si ni él podía sentirse seguro consigo mismo, ¿cómo lo iba a lograr?

Después de un incómodo minuto de silencio, el momento fue interrumpido por el mesero, quien traía las copas y la botella de vino que Alejandro había ordenado. Después de servirlas, el mesero les avisó que sus platos ya estaban listos, y que en un momento los traería. Al marcharse, Alejandro pasó su vista ante el rostro de Rayza y notó algo de incomodidad, estando ella también mirando el paisaje. Tomó su copa de vino, la estudió un poco y pensó para sus adentros:

—Al menos sí sé hacia dónde va este vino —y tomó un sorbo.

Continuará....