lunes, 7 de septiembre de 2015

Mi aventura de viaje

Vista de Santiago de Chile desde el mirador del Sky Costanera


Mi trabajo en el Ministerio de Medio Ambiente me hace viajar mucho, y eso me encanta. En esta ocasión tuve la oportunidad de ser invitado a Santiago de Chile para asistir a un taller en la CEPAL. Como siempre viajo, voy a los eventos y me voy al día siguiente, no me da tiempo a conocer verdaderamente los países; y en esta oportunidad quise cambiar esa rutina y tomarme algo de tiempo para aprovechar y disfrutar, por lo que decidí quedarme varios días extras para conocer. Imagínense... después de tantos años haciendo lo mismo, era justo que en una me tocase disfrutar al ritmo que yo quiero. Les relato cómo empezó todo:

Desde que me llegó el aviso de que me habían nominado para esta misión inicié mis arreglos para el viaje con la ventaja de que me costean los pasajes de vuelo y me dan viáticos, pero los representantes de cada país tienen la responsabilidad de resolver ellos mismos con su estadía y con los transportes desde y hacia el aeropuerto. Desde que avisé sobre eso en mi casa mi hermana me recordó de lo que habíamos hablado hace un tiempo atrás sobre probar el viajar quedándome de huésped en una casa, usando la página www.airbnb.com para encontrar un hogar. Me pareció bastante atractiva la idea, por lo que me puse en eso inmediatamente.

De verdad que les recomiendo considerar esta página en su próximo viaje. Vale la pena.

Obviamente lo primero que debía hacer era localizar el lugar del evento (CEPAL) para encontrar un hogar cercano, así no gastaba en transporte durante los días del taller. Mientras veía las opciones encontré una habitación a una cuadra del sitio, a un precio bien atractivo y con excelentes recomendaciones. Se hablaba bastante bien tanto de la comodidad del cuarto como de las atenciones de la anfitriona, siendo éste último lo que más me llamó la atención. Sin pensarlo mucho me puse en contacto con la dueña, Rebeca Pemjean, para poder reservar mi estadía y aclarar todas las dudas que tenía. Ella, haciendo honor a su puntuación de 100 % en tasa de respuesta (siempre rápida por cierto), me indicó la disponibilidad de las fechas del taller y tres días más, que es el tiempo que quise tomar para conocer más el país.

Después de pasar algo de trabajo para obtener la visa tuve que resolver entonces sobre cómo me transportaría desde el aeropuerto hacia el departamento de Rebeca. Una grandiosa amiga de mi hermana (Bianny, de la' mía') me recomendó reservar por internet un servicio de taxi llamado Transvip, el cual me cobraría casi 33k pesos chilenos ida y vuelta al aeropuerto. Luego de todo esto pude emprender mi nueva aventura. En el aeropuerto me encontré con varias personas que conocía, y con alguien de otra institución del país que iba al mismo evento que yo. Aproveché mi viaje a Panamá (de dos horas) para descansar un poco, y el viaje de allá hacia Santiago de Chile (seis horas y media) me la pasé leyendo un libro que me habían regalado.

Esto es LO PRIMERO que debe ubicar mientras se está en un aeropuerto. Se ocupan rápido.
Se los digo por experiencia.

Al llegar al aeropuerto lo primero que hice fue asegurar que mi reservación de taxi era efectiva, y así fue, todo en orden. El compatriota que también iba al evento, junto con un conocido suyo, necesitaban transporte también, por lo que hice averiguaciones a ver si se podían ir conmigo, y resultaba que sí, ya que sus hoteles estaban relativamente cerca hacia donde me dirigía, solo que ellos debían pagar 7,5 dólares chilenos cada uno. Les ahorré mucho dinero a ambos, ya que por mis viajes desde  hacia el aeropuerto pagué 58 dólares (no lo podía cancelar si ellos venían conmigo), mientras que entre ellos dos solo pagaron 15 dólares de ida. Así de chévere soy.

Al llegar al edificio de destino, Rebeca me recibió con un cálido abrazo y mucha amabilidad. Me empezó a mostrar toda la casa con mucha confianza y yo, que no estaba para nada acostumbrado, tenía mucha vergüenza y timidez, casi ni hablaba, no sabía qué decir. Después de yo tranquilizarme un poco, conversamos un poco sobre ambos y me contó que, coincidencialmente, estuvo casada con un dominicano, el cual es el padre de sus tres hijas. Y no solo eso, vivió casi tres años en Santo Domingo, por lo que mi cultura no le era para nada ajena.

Rebeca es una mujer maravillosa y excepcional. Sus atenciones me hacen sentir verdaderamente en casa, y la manera en la que su departamento está organizada y amueblada es para envidiar. Tienen cosas de todo el mundo: cuadros, artesanías, libros... tiene un balcón que da a una hermosa vista a la ciudad (desde un piso 13 deben verse muchas cosas, claro está), y una cocina de lo más bonita. Mi habitación es bien cómoda, y tiene todo lo que necesito y hasta más. Verdaderamente me siento en un lugar de lujo, lleno de comodidades, ¡y a un precio muchísimo menor que un hotel de la zona!

Así se ve el apartamento desde fuera. Súper acogedor y bien ubicado.

Al día siguiente tomamos el té, me hizo unas tostadas y hablamos muchísimo de mi país, de Chile, de política, de historia y muchas otras cosas más. Luego su hija mediana vino a almorzar con su novio, y pasamos un excelente rato mientras comíamos Ñoquis (los cuales probé por primera vez y pienso llevar a RD) de papa, espinaca y remolacha; y bebimos vino también, el cual estaba bueno para mi gusto, yo que no bebo vino. Después Rebeca me invitó a salir a dar un paseo y conocer el Sky Costanera, que recién acababa de abrir sus puertas al mirador. Esta torre, de más de 300 metros de altura, es el más alto de Sudamérica, y la vista desde allá arriba es amplia y preciosa (juzguen ustedes por la imagen al inicio de la entrada).

Después de ver todo lo que pudimos y escuchar una muy informativa guía sobre lo que se podía ver desde allá arriba, bajamos al centro comercial donde cenamos en Taco Bell y fuimos a ver la película Los 33, que justo pasó allá en Chile; y quien me conoce sabe bien que con una película de ese calibre me rajé a dar gritos como un niño. Después de salir del cine volvimos al departamento a pie, disfrutando del frío y conversando sobre más temas sociales de nuestros países. Al llegar, nos sentamos en la cocina a usar nuestros computadores para ponernos al día, y se nos fueron las horas escuchando música, recomendando canciones y yo enseñándole de las ocurrencias salidas del país (como el Desiderata dominicano, con lo que nos partimos de risa; y con el manual del conductor dominicano).

Ya son las 3:02am (hora dominicana) y Rebeca se fue a dormir, pero no sin antes decirme que su nevera estaba a mi disposición para mañana temprano, ya que seguramente me despertaré primero que ella. Sé que ella no piensa que no es un abuso de confianza, pero me limitaré solo a usar el pan y la mantequilla, y tal vez haga algo de té en la mañana, porque me educaron a no tomar tanta confianza tan rápido porque podría ser una falta de respeto; pero en Chile las cosas parecen ser diferentes, o al menos con Rebeca así parecen serlo. Ha pasado tan solo un día, y ya estoy convencido que será una de mis mejores experiencias de viaje en mi vida, y ella es parte importante de eso.

Y nada, solo quise compartirles eso, por si esta experiencia (que seguiré narrando) les sirve para sus futuros viajes y aventuras. Ojalá y así sea, porque a mí me sirvió.

Esta es Rebeca, la cual me ha atendido de maravilla.
La estima que le tengo es tan alta como el mirador en el que estamos.

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