sábado, 6 de febrero de 2010

Increible...

Esto será sólo un flash post que quiero poner. Mientras iba por la Josefa Brea después de dejar a mi hermana en el colegio, antes de doblar en el Quinto Centenario, había un hombre en silla de ruedas pidiendo una limosnita. Lamentablemente le había dejado a mami los únicos diez pesos con los que andaba, por lo que cuando el hombre vino no pude darle nada. Pero lo que me llama la atención es que, cuando el hombre se acercó a mi vehículo, lo hizo de una forma bastante calurosa. Me saludaba con un "Weeey, mi hermano!" y una sonrisa que debo admitir fue contagiosa. Le había dicho que no tenía un solo centavo encima, y lo que me dijo fue: "Neeeh, eso no hace manito... uté ta parao!", y me puso la mano en posición de que "machucara".

Lo que me hizo sentir bien es que, aún en las malas, esta persona tiene más ánimo y está más alegre que yo que sólo estoy depresivo porque "no tengo nada que hacer hoy". Y además, ese "tu ta parao" me llegó, porque él estaba en silla de ruedas. Yo tengo piernas funcionales, puedo caminar, y no tengo esa altivez. Hay que darle gracias a Dios por lo que uno tiene, y por lo que no. Y gracias a ese hombre ya tengo una percepción diferente del día de hoy, y tal vez de los días posteriores.

Trataré de andar con dinero cada vez que pase por esa calle.