De los insectos se aprende mucho. Una noche contemplé cómo un grillo cortejaba. Antes de que pudiese hacer algo más, una sandalia aterrizó sobre él, poniendo fin eterno a su canto.
En ese momento aprendí que sí se puede buscar el verdadero amor. El problema está en que nadie vive lo suficiente para contarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario