sábado, 6 de septiembre de 2014

Introducción a Cortázar

Fuente: http://cvc.cervantes.es/literatura/libros_cortazar/libros_firmados.htm#


Anoche me atreví a ir junto con mi hermana y mi amigo Arsenio (a los cuales les agradezco haberme pagado la entrada) a un recital de poesía de las obras del famoso escritor y poeta Julio Cortázar, además de ver también uno que otros videos sobre él. El sitio, que era el segundo piso del café que está dentro de la Casa de Teatro en la Zona Colonial, era más diferente y acogedor a cualquier otro al que haya ido. Era muy rústico, colorido, lleno de pinturas, y emanaba, tanto de los cojines tirados en el piso como de los presentes en el cuartito, un aire de confianza muy cálido.

Al dar inicio a la velada, se nos pasó un jarrón a cada uno del cual extraeríamos al azar un papelito que contenía alguna de las poesías cortas escritas por Cortázar. Luego de que cada uno tuviese el suyo, pasamos a cantar algunas canciones, interpretadas por Judith Marie (si no me falla el nombre) y su guitarrista Luis Omar (lo de que era Omar es seguro, pero no estoy seguro si era Luis). Ambos lo hicieron muy bien. 

Además de las risas, las voces, los sentimientos en el aire y las no siempre rítmicas palmas que acompañaban las canciones, vimos algunos videos con Cortázar como tema central. Uno de ellos era él mismo, recitando uno de sus poemas más conocidos, otro que hablaba sobre su libro Rayuela, y el que más me gustó, uno que resumía su vida y los acontecimientos más importantes en su vida, el cual fue la gran chispa que me llevó a querer conocer a este noble señor.

Su afición por el París de los años 50 no pudo ser menos semejante al mío.

En el cuartito, después de cada dos canciones más o menos, cada uno se paraba a leer su pequeño poema. Algunos me gustaron mucho, otros no tanto. Cuando fue mi turno mis piernas no paraban de temblar por el nerviosismo, no soy tan bueno exponiéndome ante el público. Tanto eran los nervios que no me dejaron de temblar las piernas hasta que volví a mi asiento en el cómodo sofá. Hice algunos chistes a ver si el miedo escénico paraba (lo cual fue inútil) y me dispuse a leer ese corto poema, el cual me gustó bastante, y con el cual me identifico un poco.

La noche terminó de forma muy amena, con unas vueltas por la ciudad entre tres amigos que estaban dispuestos a darles tanta rienda suelta a sus emociones como fresco y casi nostálgico estaba Santo Domingo.

Con ustedes, el poema que me tocó. Espero que lo disfruten tanto como yo lo hice. Gracias, Cortázar.


After Such Pleasures

Esta noche, buscando tu boca en otra boca,
casi creyéndolo, porque así de ciego es este río
que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados,
qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor
sabiendo que el placer es ese esclavo innoble
que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo.

Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar
ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas
ni esperanza.
Solo en mi casa abierta sobre el puerto
otra vez empezar a quererte,
otra vez encontrarte en el café de la mañana
sin que tanta cosa irrenunciable
hubiera sucedido.
Y no tener que acordarme de este olvido que sube
para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos
y no dejarme más que una ventana sin estrellas.

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