Para vivir necesito respirar.
Necesito dar abundantes
inhaladas de oxígeno
para dar paz a mis pulmones.
Con muy poco oxígeno
puedo seguir viviendo,
pero en una eterna agonía
de una asfixia que no llega a su final.
Si debo decidir
entre vivir en la asfixia o morir
yo mismo taparé mi nariz
y exhalaré una última despedida.